
Adentro, como un reencuentro.
Como mis ideas y corazonadas, mis manías o palabras, entrando en el más grande “consenso”.
Adentro entre mi voz y mi eco. Como mi
esperanza o mi alegría que provocan esas risas, que te ayudan en el peor de los momentos. Como una bendición o emoción que no conoce de "jamás". Adentro, como
mi manera de ser. Adentro siempre, siempre estás.
Adentro, como el más intimo de tus sueños. Como el triunfo y la gloria que esperas, al vencer todos tus peores miedos. Adentro, entre tus
verdades y tus secretos. Como la motivación de seguir luchando hasta entregar lo mejor de ti, sacando las fuerzas que pensabas no tener. Como esas miles de razones para despertar, sonreír y mirar a los que quieres con verdadero amor. Adentro de uno siempre, siempre esta Dios.
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