Adentro, como el mejor de los
sentimientos. Como el corazón y pulmón, sin duda, eres lo mejor que tengo.
Adentro, entre los ojos y mi cerebro. Como la razón de mi actuar o la energía
magistral, que mueve todo mi cuerpo. Como la
sangre en mis venas, como los músculos de mis piernas, que me hacen caminar.
Como millones de neuronas poniéndose en forma, para mover cualquier extremidad. Adentro,
como el aire en mi cuerpo. Adentro siempre estás tú.
Adentro, como un reencuentro.
Como mis ideas y corazonadas, mis manías o palabras, entrando en el más grande “consenso”.
Adentro entre mi voz y mi eco. Como mi
esperanza o mi alegría que provocan esas risas, que te ayudan en el peor de los momentos. Como una bendición o emoción que no conoce de "jamás". Adentro, como
mi manera de ser. Adentro siempre, siempre estás.
Adentro, como el más intimo de tus sueños. Como el triunfo y la gloria que esperas, al vencer todos tus peores miedos. Adentro, entre tus
verdades y tus secretos. Como la motivación de seguir luchando hasta entregar lo mejor de ti, sacando las fuerzas que pensabas no tener. Como esas miles de razones para despertar, sonreír y mirar a los que quieres con verdadero amor. Adentro de uno siempre, siempre esta Dios.
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