Aquí no hay dos ni tres

Aquí no hay dos ni tres. Solo somos uno aunque cueste creer. Aquí hay una meta en común, un sueño repetido. Un cariño tan grande que solo puede ser compartido. Aquí no “yo lo digo”. No existe “porque yo quiero”. Aquí habita un alma separada pero reunida en dos cuerpos. Aquí hay paciencia, no hay presión. Hay problemas que se resuelven muchas veces con un valioso perdón.

Aquí “querer” se hace bien. Amar incluye creer. No hay egoísmos ni secretos camuflados. Aquí aunque no estemos juntos por más que el Mundo lo quiera, nunca estamos separados. Aquí no hay terceros “terciando” nuestra felicidad. Aquí las cosas se hablan porque en realidad hay ganas de escuchar. No existen envidias ni “celos por falta de sesos”. Hay confianza regalada desde el alma, porque se ganaron con el tiempo.

Aquí no hay amor a medias. Solo amor con alas a futuro. Aquí se resuelven los dilemas de la vida no en soledad, sino en conjunto. Aquí no hay espacio para envidia ni para deseos de aprensión. Hay libertad suficiente como para decir hasta un mal parido “adiós”. Aquí se ve una complicidad especial. Una alianza de cuerpo y corazón. Aquí no hay nunca tres ni mucho menos dos.