Llegan las doce con el grito agudo que suelta el jefe de obra. El almuerzo en “taper” llena las ganas de dejar de montar un hogar para regresar al mió. A mi familia que espera a las 7 de la noche mi llegada. Por los que hago tripas corazón y sigo con la jornada. Termino el descanso por que llega el camión de concreto que llena los moldes de las paredes que arme. Mucha fuerza se necesita para gastarme la salud y no quejarme nunca. Al menos trabajo tengo y no es malo al final del mes.
Nos diferen
ciamos por los cascos de colores que nos aseguran ante la torpeza del un nuevo aprendiz. He visto más de un amigo con la vida en riesgo por un accidente que me hizo pensar en nunca volver. Poco a poco uno se va acostumbrando a levantarse temprano y a dormir adolorido. Alguien tiene que construir el lugar en donde muchas familias serán más que felices. Una casa que sea más que eso, que sea resultado de su esfuerzo y el mío. La jornada termino, ya falta poco para acabar el proyecto.
Regreso a casa, la obra de este obrero.
Regreso a casa, la obra de este obrero.
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