
La mente en la hornilla de la cocina, que no florece ninguna “cena” hace ya varias semanas. Voy fumando en las mañanas, acompañado de un mal preparado “pan con soledad”. Ya no hay motivo para vestirme de fiesta y celebrar alguna huida junto a ti. Ya ni quiero salir ni enfrentar las calles marcadas por tu estigma de crueldad. Aun me carcajeo, no creas que no lo hago. A veces yo mismo me encargo de burlarme de mi estado de calamidad. La locura parece mi “cura”, al que le confieso lo triste de tu adiós. Penitencia de mil perdones… regresa por Dios.
En la oficina se reza la novena por mi salud y mi cómoda silla de trabajo no la caliento yo. Mi familia a empezado a preocuparse de verdad, incluso ahora me vienen a visitar cuando el domingo amanece. No entiende la gente que solo quiero verte regresar.
Vuelve, levanta mi corazón del suelo. Vísteme de nuevo con mi traje “corte felicidad”. Regresa para que regrese yo del purgatorio de no saber de ti. Te juro que lo que viví duele más que el propio dolor.
Con el corazón en el tacho y la esperanza vencida en el refrigerador, termino mi carta como la comencé... ¿Te decidiste en volver?
No hay comentarios:
Publicar un comentario