
Hay Rosita, contigo la vida es vida. Yo que pensaba que vivir era conocer más que los demás. Mírame ahora, hasta quiero llorar al decirte el “puñalero” adiós del trillado final. Hay Rosita, México llevará tu nombre cuando se oiga “volver, volver, volver” en la voz de Vicente. Jamás se borrara de mi mente, tu acrobática pequeñez.
“Yo se bien que estoy afuera”, pero Rosita siempre me espera, cuando huyo de la bulla de la ciudad. Hay Rosita, me saliste cara, al terminar enamorado de tu querer. Hay Rosita, bendita “muñequita” vestida de rosa jazmín y olor a tequila en la piel.
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