
Cuando escuche AFIRMATIVO, el Mundo de repente fue cambiando y dio un giro de 360°. Dicen por ahí que lo s políticos comenzaron a decir la verdad y regalaron sus “sueldos de estrella” a los niños que saltan tristes en cada cambio de luz del semáforo.
Escuche también que Fidel salió de Cuba pidiendo perdón gritando son “libres al fin” mientras la salsa no paraba de sonar. Aunque no lo creas todo cambio para bien. Se oía a lo lejos que todos los asesinos se murieron de miedo y que cada niño en África dejaba de sentir hambre y comenzaba a engordar de amor.
Regresando a mi, también llegaba la felicidad. La posibilidad de un nuevo y mejor Mundo se abría ante mi sonrisa. La felicidad me decía... “he llegado en forma de ella y me quedaré lo necesario para que cambies, para que la quieras demasiado”. La alegría era “yo” y comencé a recordar esa soledad triste que ahora tu me quitabas. Mientras tanto el clima prometía Sol eterno y nada de frío, bueno, solo cuando sea necesario.
Escuche también que la Naturaleza juraba cuidarnos y nunca asustarnos con algún remezón. Oí con algo de incredulidad que Israel invitaba a Irán a una fiesta tan grande como el desierto y que todas las bombas nucleares y armas militares se convertían en frutas y en flores de colores. Nacía en Europa el primer “Moro judío que se sentía cristiano”.
Cuando escuche tus palabras que me daban derecho a besarte como nadie y cuidarte siempre, en el Mundo se “enfermaban las enfermedades” y se diluían junto a todo el mal del Mundo. Las personas que queremos y que andaban mal, se curaban y bailaban en las camillas del hospital. No habían más rencores del pasado y se regalaban esos abrazos que temíamos entregar, esos que algún día tenían que llegar. El Mundo se reformaba y había una nueva religión, un solo Dios... el de siempre. Que decir del racismo que agonizaba mientras un mero mero mexicano hablaba con un gringo de la migra sobre el ritmo de los africanos.
Y todo cambiaba mientras decías AFIRMATIVO. La certeza de un Mundo diferente crecía cuando caminábamos ahora de manos... como enamorados. Al menos yo sentí todo eso en ese momento. Que fuera verdad para otros y para el Mundo entero, ya es otra cosa.
Escuche también que Fidel salió de Cuba pidiendo perdón gritando son “libres al fin” mientras la salsa no paraba de sonar. Aunque no lo creas todo cambio para bien. Se oía a lo lejos que todos los asesinos se murieron de miedo y que cada niño en África dejaba de sentir hambre y comenzaba a engordar de amor.
Regresando a mi, también llegaba la felicidad. La posibilidad de un nuevo y mejor Mundo se abría ante mi sonrisa. La felicidad me decía... “he llegado en forma de ella y me quedaré lo necesario para que cambies, para que la quieras demasiado”. La alegría era “yo” y comencé a recordar esa soledad triste que ahora tu me quitabas. Mientras tanto el clima prometía Sol eterno y nada de frío, bueno, solo cuando sea necesario.
Escuche también que la Naturaleza juraba cuidarnos y nunca asustarnos con algún remezón. Oí con algo de incredulidad que Israel invitaba a Irán a una fiesta tan grande como el desierto y que todas las bombas nucleares y armas militares se convertían en frutas y en flores de colores. Nacía en Europa el primer “Moro judío que se sentía cristiano”.
Cuando escuche tus palabras que me daban derecho a besarte como nadie y cuidarte siempre, en el Mundo se “enfermaban las enfermedades” y se diluían junto a todo el mal del Mundo. Las personas que queremos y que andaban mal, se curaban y bailaban en las camillas del hospital. No habían más rencores del pasado y se regalaban esos abrazos que temíamos entregar, esos que algún día tenían que llegar. El Mundo se reformaba y había una nueva religión, un solo Dios... el de siempre. Que decir del racismo que agonizaba mientras un mero mero mexicano hablaba con un gringo de la migra sobre el ritmo de los africanos.
Y todo cambiaba mientras decías AFIRMATIVO. La certeza de un Mundo diferente crecía cuando caminábamos ahora de manos... como enamorados. Al menos yo sentí todo eso en ese momento. Que fuera verdad para otros y para el Mundo entero, ya es otra cosa.
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