Trece horas de pie y pensando en
hacer todo bien. Olvidando con la mente los dolores de espalda y el frio en la
piel. Trece horas bailando entre mesas, haciendo malabarismo con copas y
cubiertos. Trece horas trabajando mientras que yo no concilio el sueño. Trece
horas escuchando sobre “especiales y bebidas”. Trece horas en “pie de guerra”
para alumbrar un futuro con seguro “anti necesidad”. Trece horas seguidas para
luego, de nuevo comenzar.
Trece horas de pie, pensando en “si
estás bien”. Recordando con la mente tu espíritu guerrero y tú apego a la vida y
a lo que de verdad “crees”. Trece horas haciendo trucos entre monitores, corbatas
y precios. Trece horas sumando fuerza y rezos para que las propinas sean
buenas. Trece horas rogando que no te estés enamorando, de alguien que no lo
merezca.
Trece horas de pie, y terminas
diciendo “lo logre”. Recordando que has vencido el dolor de espalda y el frio
en la piel. Trece horas yo preocupado por ti. Sumando ideas para tener la
respuesta a la pregunta de “regresará algún día… Llegará a venir”. Trece horas
y luego buscas algo de libertad tomándote un sorbo de alegría. Yo doblándome de
dolor al saber que no soy yo, el que te recoge al final de las “trece horas”
cuando estas de salida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario