30/11/10

Una peruana suelta en Argentina

Fátima camina como turista en Buenos Aires. Es embajadora de toda ese “Arte” que se llama Perú con “P de patria”. Cumple la aventura de ser “nueva” en un nuevo lugar. Cumple el sueño de cambiar de aire y la pesadilla horripilante de extrañar a mamá. Fátima cocina con las ansias de sentir el sabor de nuestros emblemáticos potajes. Se las ingenia para que El “Arroz con pollo” sepa a casa. Mágica tarea que se manda, pues no hay “lugar” como el propio “hogar”.

Fátima respira “Buenos” aires. Despierta en otro departamento, con otra persona como aliada. Con el “sueño” de siempre y la alegría explotándole en la cara. Se pasea por “Corrientes” y busca un buen “mate” que mate el frio de las calles. Saborea una parrilla y por supuesto, se duerme hasta tarde. Fátima celebra que está lejos del “gris” de Lima. De sus combis apuradas, de su tráfico con mal sabor. De sus noticias asesinas o de alguna pena de amor. ¿Qué dice Fito? ¿Que cuenta Borges? ¿Que canta SODA o que “bailanta” bailaras esta noche?

Fátima siente nostalgia. El tiempo ha pasado y se le ha pegado, el “Che querido”. Ya es costumbre las costumbres de otros y ya reconoce esa ciudad como suya. Despierta y a veces se pregunta, si se cumplirá el deseo que ha pedido. A Fátima la espera un grupo de buenos compinches. Un manojo de “abrazos” preparados para cuando llegue en la panza de un avión. Fátima es madura, se siente mucho mejor. Es independiente y sabe lo que significa vivir la vida. Fátima es tan solo “Una Peruana suelta en Argentina”.

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