Dimelo en la cama

Dímelo en la cama, si soy tan bueno ahí como aquí con las palabras. Si me faltan aun coreografías de “Cirque du Soleil” o si termino con medalla de honor en la carrera del amor con frió en los pies. Lejos de ser experto traductor de “Kamasutra” me juego la vida en el juego de las sabanas. Me odias me amas, cuando te beso el cuerpo entre sabanas y juego a explorador.

Dímelo en la cama, que a veces es mucho mejor cuando se ama y se ama bien. Si mi torpeza y las risas que sueltas son parte de la ceremonia del choque de dos. Derrumba para mi bien la teoría gastada de la “medida del zapato” para la felicidad de mis 43. Mírame a la cara que cuando se ama, se siente más que bien.

La maravilla de la colisión de cuerpos no depende de los “mariscos” ni de afrodisíacos de bolsillo. Depende únicamente de lo tuyo y lo mió, cuando uno aprende a querer.

Dímelo en la cama, cuando se viene la oleada triste del “ya acabe”. Si me falta todavía encontrar lo picante de lo nuevo. Si conmigo ves el cielo por que en ese “ring” solo yo se te entender. Ni galán de película con el trío de X’s en la portada. Ni malabarista con barita encantada, ni sexólogo de cabecera. Solo con el amor de estimulante y mis caricias de muchacho enamorado de ti “mademoiselle”. Dímelo en la cama que cuando amas, vales como tres.